Manoplas: Lo primero que pensé al usarlos una mañana helada fue "¡¡¡Por qué no me compré un par antes!!!". Me encantaron e inmediatamente no podía imaginarme empujando el cochecito en tiempo frío sin ellos. La configuración de la cremallera era perfecta, ya que una vez colocadas, las orejeras me permitían no sólo controlar el freno del manillar del cochecito, sino también llevar cómodamente la correa de seguridad alrededor de la muñeca. Cuando hizo calor y me los quité, pude fijarlos mediante la cremallera al armazón del cochecito (justo cerca de la cesta que hay debajo del cochecito) para que estuvieran seguros hasta que volviera a necesitarlos. De este modo, me quedaba el máximo espacio en la cesta para todos los artículos del bebé. En general, utilicé los manguitos cada vez que pude, ya que eran muy cómodos sin ser voluminosos y restrictivos.